EDITORIAL/ Fracasan gobiernos perredistas en materia de seguridad

miércoles, febrero 13, 2013

Fracasan gobiernos perredistas en materia de seguridad

EL reciente anuncio de media docena de comunidades de Michoacana de que van a crear policías comunitarias ante la falta de seguridad que viven  por el crecimiento del crimen organizado  es una palpable realidad que los ha obligado a ello, principalmente en zonas que tradicionalmente han sido controladas por los gobierno perredistas que como es bien sabido en materia social han generado avances sustanciales pero en materia de seguridad pública han reflejado un incuestionable fracaso.

Hay tan sólo que detallar la administración de cuatro años de Leonel Godoy al frente de la gubernatura  como el mal manejo de la seguridad pública hizo que las mafias organizadas como los Caballeros Templarios, antes La Familia Michoacana  y grupos delincuenciales de Sinaloa e incluso Los Zetas asolaron al estado con acciones que rayaban  de guerrilla  ya que se reflejaba en el alto armamento con el que cuentan.

El anterior Gobierno, encabezado por Felipe Calderón, envió a miles de militares a varias regiones del país para hacer frente a los cárteles de las drogas, que lograron infiltrar y corromper a buena parte de los cuerpos policiales estatales y municipales, sin que la estrategia haya dado resultados.

Hay que ver tan solo  que ante la nula respuesta de la autoridad gubernamental para concretar la Policía Comunitaria en Urapicho, comuneros se a personaron en la Presidencia Municipal de Paracho para exigir resultados pues de lo contrario amenazan con recrudecer acciones. Los inconformes refieren que la patrulla otorgada por las autoridades se encuentra en muy malas condiciones, e incluso le faltan sirenas y cables, asimismo señalan que a un mes de que sus elementos acudieron a efectuar el examen de confianza aún no saben los resultados. Indicaron que la Policía Comunitaria nada tiene que ver con la policía municipal ya actuará de manera paralela a los elementos del Ejército y la Policía Federal que desde el viernes patrullan la zona. Es de señalar que en enero, comuneros de Urapicho retuvieron por momentos al edil de Paracho, Nicolás Zalapa así como a otros funcionarios y policías locales en demanda de que les fuera otorgada una patrulla. Este es el negro reflejo de que las autoridades de esos municipios  tanto en Michoacan como en Guerrero han sido rebasado y que los gobiernos municipales se han visto imposibilitados para combatir al crimen organizado

Los primeros desencuentros ya se dieron en Guerrero donde por lo que se sabe y se dice  los criminales ya empezaron a minar la confianza  de los policías comunitarios ya que han empezado a ser secuestrado  por las bandas delictivas, principalmente en la zona de la Montaña de Guerrero.

También incluso se nota que estos grupos de autodefensa no están dispuestos a rendirse a la voluntad de las autoridades no a autoregularse ya que son formados por la misma población cansada de los abusos y asesinatos que  han recibido en los últimos tres años.  En esa Zona de la Montaña se sabe también que numerosos municipios son administrados por el Partido de la Revolución Democrática  (PRD) que nada han podido hacer ante la respuesta de la población. Fiel reflejo de su fracaso en materia de seguridad y donde solo se les da prioridad otras cosas  y mantienen en sus poblaciones una patrulla y un policía que nada pueden hacer ante el crimen que es numeroso, bien organizado y con armas de alto poder. Cuando llega el Ejército Mexicano o la Armada de México o en su caso la Policía Federal, muchos de los hechos ya han sido consumados.

 Ante esta dinámica muchos de los ayuntamientos de Oaxaca y Chiapas ya evalúan la creación de las policías comunitarias ante el fracaso de los gobiernos locales a garantizarles la seguridad y tranquilidad que requieren.  

En el caso de Chiapas el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional  (EZLN) ya comenzó a hacer las primeros acciones contra esto e incluso colaborado en algunos de los caso con las autoridades federales para evitar que el crimen organizado llegue a sus comunidades.

Apenas esta semana el municipio de Santos Reyes Nopala, en el sureño estado mexicano de Oaxaca, constituyó  una policía comunitaria y se sumó así a otros grupos de autodefensa que han surgido en el país por el aumento de la inseguridad. El alcalde Fredy Gil Pineda Gopar encabezó la formación del cuerpo comunitario en un acto de desobediencia a las instituciones estatales y federales ante los presuntos abusos del Ejército y la Policía Estatal, así como el incremento de la inseguridad en la región.

 El cuerpo, integrado por 500 habitantes del municipio, está armado con rifles y escopetas, y a decir del alcalde sólo buscará brindar seguridad a la población de su jurisdicción.

El Gobierno de Oaxaca, emanado de una coalición de la que no forma parte el PRI, desconoció la nueva corporación en voz del secretario de Seguridad Pública, Marco Tulio López Escamilla, quien dijo que el alcalde está fomentando la ilegalidad al poner en marcha un cuerpo de seguridad que no reúne los requisitos mínimos para brindar protección a los ciudadanos. Señaló que el Ayuntamiento de Santos Reyes Nopala, ubicado en la costa de Oaxaca, no ha cumplido los requisitos del Sistema Nacional de Control de Confianza, por lo que dicha "policía comunitaria" carece de sustento legal.

 Santos Reyes Nopala se une a los municipios de Ayutla de los Libres, Teconoapa y San Marcos del vecino estado de Guerrero, donde en enero pasado se constituyó la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) como un movimiento irregular de autodefensa.

Guerrero también cuenta desde hace 17 años con la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), que trasciende el ámbito de la autodefensa para convertirse en un sistema de justicia y seguridad con base en los "usos y costumbres" indígenas, dentro del marco de las leyes mexicanas.

El surgimiento de las fuerzas de autodefensa no es exclusivo de Guerrero y Oaxaca, ya que existen comunidades alzadas en armas en Cherán, estado de Michoacán, desde 2011; en el Valle del Mezquital, Hidalgo, desde 2008, y en poblados de Chiapas simpatizantes del rebelde Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) desde 1994.

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