Homenaje al periodista Roberto Rodríguez Baños, editor de Bolaño en revista Plural: Una entrevista (descanse en Paz)

martes, junio 20, 2017

Con motivo de los homenajes que le realiza al comunidad periodistica por un aniversario mas de su fallecimientodel periodista y editor Roberto Rodríguez Baños, el Liberal Metropólitano y Cuspide reproducimos una celebre entrevista que le hizo la Revista Plural. Periodista y editor en el periodico El Día en los años 60s y setentas.    

Entrevista a Roberto Rodríguez Baños, editor de Bolaño en revista Plural:

MONTSERRAT MADARIAGA CARO · AGOSTO 28, 2013 

Vuelve el "Boletín Bolaño" a Terminal. En esta ocasión, Montserrat Madariaga Caro entrevista a quien conociera a Bolaño en los años 70, dándole un espacio en revista Plural, del periódico mexicano Excélsior. 

Entrevista a Roberto Rodríguez Baños, editor de Bolaño en revista Plural:

"Las escenas de la vida bohemia de Henri Murger era la asociación inevitable"

Julio Scherer y sus compañeros a su salida de Excélsior en 1976. | Fotografía: Juan Miranda | http://www.proceso.com.mx/?p=338969
Desde octubre de 1976 hasta mayo del '77, Bolaño y Mario Santiago fueron colaboradores de la revista Plural, del diario Excélsior, que Octavio Paz, su acérrimo enemigo literario, había fundado en 1971, pero que abandonó cinco años después luego de que el director del diario Excélsior, Julio Scherer, fuera corrido de su puesto, el 8 de julio del '76, en una jugada del presidente de México Luis Echeverría, quien no estaba contento con el espíritu crítico del periódico.

Debido a ese acontecimiento, el llamado "Golpe al Excélsior" que marcó a la sociedad mexicana, es que el periodista Roberto Rodríguez Baños llegó a hacerse cargo temporalmente de Plural, la revista de Paz, y los infrarrealistas pudieron publicar en ella. Este es un episodio, por tanto, que puede ser interpretado como otro "acto infra": a contracorriente, porque escribieron en Plural cuando la opinión púbica cuestionaba a la nueva directiva en solidaridad a Scherer; e iconoclasta, porque se tomaron un territorio paciano y hablaron mal de él y sus seguidores en la misma revista que Paz había fundado.

En esta entrevista Rodríguez Baños contextualiza el momento y explica cómo fue que tanto él como los infras, Mario Santiago y Roberto Bolaño, "se tomaron el cielo por asalto".

¿Cómo llegó usted a ser director de Plural?

El 8 de julio de 1976 la asamblea de la cooperativa editora de Excélsior y sus publicaciones subsidiarias expulsó a Julio Scherer García [entonces director del diario y todas sus coediciones], quien el mismo mes de 1968 había sido electo por una abrumadora mayoría. En 1976 la redacción del diario permaneció solidaria con el director general pero la mayoría de cooperativistas, es decir los trabajadores de talleres y administrativos votaron en contra. Regino Díaz Redondo, quien había sido aliado de Scherer en 1968, fue nombrado director general del diario. A la siguiente semana me invitó a hacerme cargo de la serie semanal de televisión que se llamaba Diorama de la cultura y a partir de entonces se convirtió en Diorama de Excélsior y director de Plural, la revista mensual dedicada a la cultura que desde su fundación había sido dirigida por Octavio Paz.


Revista Plural (1976)
¿Era usted contrario a Paz en algún sentido?

No creo que nadie en su sano juicio pueda objetar jamás la calidad del poeta Octavio Paz. Me parece imperdonable que él haya sido tan escasamente fiel consigo mismo y sus convicciones de juventud, como demostró, por ejemplo, el destierro decidido por él de su poesía para la república española en el inventario formal de su obra. Escribir libros por encargo, como fue el caso de El laberinto de la soledad para suplantar con el pensamiento mágico el materialismo dialéctico y profesionalizarse, en fin, como un francotirador de la derecha con ensayos tramposos en el estilo del Vargas Llosa y otros mercenarios tanto peores por la prostitución de su dote intelectual y su calidad artística. De mi parte nunca existió lo que nadie pudiera llamar una convocatoria a la simpatía por dicho personaje.

Mis dos primeras decisiones como director de Plural consistieron en empacar los libros que pertenecían a Paz y enviarlos a su domicilio particular, así como en devolver a los colaboradores en México y en otros países los textos preparados para la siguiente edición de la revista. La tercera, invitar a los integrantes de La Espiga Amotinada, el más importante grupo poético mexicano de aquella época, a constituirse en dirección colegiada de la publicación, de la cual planeaba retirarme tan pronto fuera posible para dedicarme a mi ejercicio de periodista de información general. Óscar Oliva, Eraclio Zepeda, Jaime Augusto Shelley y Juan Bañuelos, me sugirieron que el nombramiento recayera de manera individual en Jaime Labastida, cuya calidad de secretario académico de la facultad de filosofía y letras de la UNAM le garantizaba el equilibrio financiero requerido para hacerse cargo sin preocupaciones, de una tarea que en su caso sería adicional a su actividad principal. El director Díaz Redondo estuvo de acuerdo y lo que siguió fue una etapa de planeación conjunta de la nueva época de la revista y el entrenamiento de mi sucesor para sustituirme, si bien se consideró necesario un periodo de dirección conjunta.

¿Bañuelos era parte del directorio de la revista para cuando escribieron en ella Bolaño y Mario Santiago, desde octubre de 1976? En caso de que sí, ¿recuerda, usted, que fuera un problema para él publicarlos?

La Espiga todavía no formaba parte del directorio ni participaba en la planeación editorial. Todo lo concerniente a los infrarrealistas ocurrió antes. Yo acepté la colaboración de los jóvenes poetas porque mi posición consistía en, sin más requisitos que la evidencia de la calidad de la obra e incidentalmente un mínimo de coincidencia ideológica que no era imprescindible, abrir la revista a toda la inteligencia, a toda la sensibilidad estética, a todas las edades sin distingos de preferencias sexuales, étnicas ni de ninguna otra naturaleza. Si ellos decidieron irse cuando yo ya no estaba o fueron presionados para eso, ya no me concernió, pero Lazlo [Moussong] permaneció y nunca me dijo nada en ese sentido, ni Uwe Frisch ni nadie más de quienes llegaron conmigo y permanecieron.

¿Cómo fue tomar la revista de la que Paz se había ido en un gesto político por el Golpe al Excélsior?

Me gustaría hacer una observación sobre la definición de los cambios en Excélsior como un golpe. Uno de los lugares comunes de aquella época consistía en la mención reiterada de un grupo de personas que participaron en la asamblea y eran identificados como pistoleros o golpeadores y la mayoría de los cuales usaban sombreros de paja. Sergio Pineda, el acreditado periodista chileno que era corresponsal de Prensa Latina tenía su domicilio y oficinas en un edificio frente al de Excélsior; éramos amigos, nos frecuentábamos. Le pregunté si la noche de los hechos vio a esos personajes en la acera del diario, como mucha gente testimoniaba. Sí, respondió, vi a los sombrerudos pero no me parecieron pistoleros; obreros sí, porque lo eran, se trataba de la gente de talleres. Lo que pasa, sonrió Pineda, es que para los intelectuales de utilería todos los que no se les parecen pasan de inmediato a la reserva utilitaria.

¿Conocía al grupo poético infrarrealista?

No. Ni como tendencia ni a ninguno de sus miembros.

¿Qué impresión le dio Bolaño y Mario Santiago? ¿A qué nivel de confianza o amistad llegaron si es que hubo?

Eran como el resto de la gente de su edad, se expresaban con corrección. Me parecieron una presencia refrescante, mezcla de voluntad, inteligencia, sensibilidad, ciertamente cultos. Las escenas de la vida bohemia de Henri Murger era la asociación inevitable. En una palabra, me gustaron. El respeto llegó con la lectura de su obra.

¿La idea de difundir a los estridentistas fue de Bolaño o de la revista?

Ellos querían publicar. Yo estaba de acuerdo. Llamé al subdirector, les presenté, les pedí que platicaran. El diagnóstico de Lazlo fue entusiastamente favorable. Entraron.


Revista Plural (1976)
 ¿Qué le pareció la poesía infrarrealista?

Era una poesía joven, vigorosa, llena de fuerza, de alegría, dolía con ferocidad cuando de eso se trataba. Muy buena.

¿Recibió reproches por parte de otros intelectuales de la época por darle espacio a Bolaño y Mario Santiago?

No, no me interesaba mucho lo que pudieran decir o dijera la fanaticada del patriarca de la suntuosa revista representada por Octavio Paz.

El espacio que ustedes les dieron a los infras fue importantísimo, pues no sólo pudieron "revivir" a los estridentistas, publicar su propia poesía y dar su visión sobre la nueva poesía latinoamericana, sino que también entraron a territorios de la cultura oficial, la revista Plural, y eso se puede leer como un gesto más de sus interrupciones a los actos de la cultura oficial. ¿Usted pensó que su inclusión en la revista era un atrevimiento, un acto vanguardista contra las "vacas sagradas"? ¿Estaba esa intensión en su pensamiento editorial?

Los criterios fueron esencialmente periodísticos y necesariamente políticos porque nada puede sustraerse de esa categoría. El rescate de nuestra propia cultura, el reconocimiento de precursores tan importantes como los estridentistas, a la mayoría de los cuales habíamos conocido en la tarea cotidiana del periodismo y las colaboraciones que nos dieron quienes en ese momento aún vivían, eran razones con un peso específico propio para apoyar esa tarea de difusión. Y mucho mejor con las voces frescas, ajenas pero nuestras, de esa generación renovadora que eran los infras.

Una aclaración: Nuestro Plural no era ni se le consideraba "cultura oficial", al contrario, como habíamos asaltado el cielo éramos bastante mal vistos. Debí viajar a La Habana y a Moscú para suscribir convenios francos de colaboración con Casa de las Américas y el Instituto de Amistad con los Pueblos, y los textos de personalidades de ambas realidades. Pero como además el eurocomunismo estaba arrancando, tampoco le gustábamos a los trotskistas y… en definitiva, no éramos ni quisimos ser nunca y estamos muy contentos de haberlo logrado, lo que habitualmente se conoce como cultura oficial.

¿Está usted de acuerdo con que los infrarrealistas fueron "ninguneados" por los otros grupos poéticos? ¿Bolaño o Mario Santiago alguna vez comentaron esto con usted?

Los chicos estaban demasiado ocupados siendo ellos mismos, haciendo su poesía, llenando cuartillas de palabras hermosamente utilizadas, conquistando el mundo, para ocuparse de mezquindades. Llegaban, se sentaban ante mi escritorio, platicábamos, bebían café, proponían cosas, se iban, las hacían, regresaban con ellas. Platicábamos, bebían café, proponían…

¿Sabe por qué dejaron de escribir para la revista?

Por aquella época yo estaba muy ocupado con la encomienda de evitar que la revista desapareciera y ponerla en manos de gente con la formación adecuada para hacerse cargo de ella y ganas de hacerlo. Eso eran Labastida, Oliva, Bañuelos, Shelley, Zepeda. Quizá debí haberme preocupado por encontrar gente más joven, pero no siempre se puede tener todo. Luego yo me dediqué a otras cosas, como era mi proyecto.

Recuerdo haber encontrado algunos años después a Julio Valle Castillo en Nicaragua, pero no tuvimos tiempo de restablecer las conversaciones que entablamos, por ejemplo, cuando publicamos en Plural el Evangelio de Solentiname de Ernesto Cardenal o durante el festejo del premio Casa de las Américas en la categoría de testimonio a don Aníbal Quijada, otra presencia chilena entrañable en la revista que tuve el privilegio de desviar del servicio a la derecha donde le mantenían Paz y sus colaboradores, al internacionalismo latinoamericano que tan necesario era en aquella época. Sigue siendo en la nuestra.

Creo que, en efecto, pudieron haber sido hostilizados por sus enfrentamientos anteriores con Juan Bañuelos y diría que dejaron la revista antes de viajar a Europa. A medida que el tiempo pasa va siendo menos fácil asumir que ya no somos jóvenes, y la coexistencia se va haciendo menos fácil. En fin. Yo recuerdo a los infras con afecto, y no creo que nadie pueda ignorar la alta estatura literaria de Bolaño sin faltarse el respeto a sí mismo.

***
Las colaboraciones infras en la revista:

 1. "Los estridentistas", con introducción de Roberto Bolaño y la publicación del segundo manifiesto estridentista, escrito en Puebla en 1923.

2. "Demasiado viejo para seguir rocanroleando, demasiado joven para morir (monólogo interior a propósito de la poesía de Richard Brautigan)", con introducción y traducción de poemas por Mario Santiago.

3. "Tres estridentistas en 1976", entrevistas a Arqueles Vela, Maples Arce y List Arzubide realizadas por Roberto Bolaño.

4. "Seis jóvenes infrarrealistas mexicanos", una de las pocas antologías del movimiento, que reúne poemas de Darío Galicia, Mara Larrosa, Rubén Medina, Cuauhtémoc Méndez, José Peguero y Mario Santiago. Nota introductoria y selección a cargo de Mario Santiago.

5. "Dos lagartos ante una botella", entrevista hecha por Bolaño al escritor chileno Poli Délano.

6. "El universo hinchado, nueva poesía francesa", con introducción y selección de poemas de los poetas eléctricos, realizada por Bolaño.

7. "La nueva poesía latinoamericana ¿Crisis o renacimiento?", texto escrito a dos manos por el poeta argentino Jorge Alejandro Boccanera y Bolaño, donde éste despliega sus principales ideas sobre la poesía latinoamericana del siglo XX.

  
EL AUTOR: MONTSERRAT MADARIAGA CARO

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